CÓMO INTERPRETAR TUS SUEÑOS BAJO EL MAR - Adelaida Coaching
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CÓMO INTERPRETAR TUS SUEÑOS BAJO EL MAR

18 Mar CÓMO INTERPRETAR TUS SUEÑOS BAJO EL MAR

La verdad es que me encanta dormir y no sólo por el hecho de descansar.

Me gusta dormir para soñar.

Me encanta despertarme y recordar el sueño que he tenido, porque así es como sé en qué se ocupa mi cabeza mientras yo duermo.

Veo mis preocupaciones en forma de pesadilla, mis enfados en forma de gritos y también contemplo lo que se me pasa por alto en el día a día. Mi cabeza, como la tuya, ordena mucha información por la noche y si le prestas atención es muy interesante lo que te cuenta.

Esta noche he tenido un sueño relajado y a la vez lleno de alegría.

He soñado que nadaba en el mar y buceando encontraba tesoros escondidos. No se trataba de oro y joyas, te hablo de que bajo el mar había otro mundo. Era un lugar lleno de cosas bonitas con muebles llenos de colores, dibujos con purpurina, lámparas hechas de piedras de colores…Había de todo, pero en bonito. Farolas de color de amarillo, puertas de colores y personas felices. Mientras nadaba entre todas las cosas bonitas, encontraba una ciudad bajo el mar con jardines limpios y llenos de flores, casas armoniosas y gente paseando.

En mi sueño yo alucinaba de que bajo el mar hubiera todo un mundo desconocido que, a mi parecer, era más bonito del que yo procedía.

Mientras buceaba entre todo lo que había encontrado, me asaltaban las dudas de si éste sería un mundo real o no y para comprobarlo buceaba hasta la superficie donde sacaba la cabeza en un mar de aguas turbias y embravecido.

Ante el miedo de ser arrastrada por esa agua negra, buceaba de nuevo al mundo bonito que había descubierto. En un momento de mi sueño, alguien me dice que tenemos que volver al mundo del que venimos porque se nos está terminando el aire.

Ante la prisa por irnos decido llevarme alguna cosa “bonita” escogiendo una lámpara llena de piedras de colores y un silloncito muy colorido con elefantes y flores. Y prometo volver cada día para llevarme cosas bonitas y decírselo a todas las personas que me quieran escuchar para que conozcan este nuevo mundo.

Así que te puedes imaginar lo feliz que me he despertado esta mañana. Parece que esta noche he reafirmado mi misión en esta vida que es la de acompañarte y mostrarte un mundo nuevo, más bonito, tranquilo y en paz. Un tesoro escondido pero con la ventaja de que ya sé el camino para llegar y conozco todo lo que ofrece.

A lo largo de los primeros minutos del día, me he sonreído pensando en mi sueño.

¿Te imaginas que hubiera un mundo que no ves y que tiene todo para que seas feliz?

Un mundo al que puedes ir y llevarte lo que necesitas para que puedas vivir mejor. Te ofrece un silloncito lleno de colores para que tu vida sea más cómoda y una lámpara hecha con piedras bonitas para darte luz cuando hay oscuridad.

Y es que tras mi reflexión matutina, hoy he llegado a una conclusión:

Tengo derecho a vivir una vida bonita, llena de luz y comodidad. Tengo derecho a vivir en el mundo bonito que he encontrado bajo el agua turbia, negra y llena de miedos. ¡Tengo derecho a ser feliz! ¿Y sabes qué? Tú tienes derecho a ser feliz.

Hoy te invito una vez más a cambiar la percepción y dejar tus limitaciones y tus “no puedo”, “no me lo merezco”, “no es justo” y sentir que de una vez por todas mereces ser feliz.

Porque tu felicidad no se basa en las ilusiones, imaginaciones o ensoñaciones que tienes de ti y de la vida. La felicidad no se fundamenta en esperar recibir, desde fuera de ti, aquello que crees que te mereces en tu trabajo, de tu madre o de tu pareja.

Mereces apartar la rabia, el enfado y el miedo y bucear hasta llegar a tu mundo interior que te dará paz, tranquilidad y una vida bonita.

La felicidad es inherente a lo que eres, está impregnada en ti. El problema es que no la ves porque la buscas donde nunca podrás encontrarla que es fuera de ti. Esperas que alguien te la de con un “te quiero” o un “buen trabajo”. Porque has olvidado que para ser feliz, sólo tienes que SER. Hoy no te conformes con menos de lo que eres porque mereces la felicidad.

Antes de terminar, quiero que dediques hoy diez minutos de tu día a hacer un ejercicio. Haz una sesión por la mañana y otra antes de dormir de cinco minutos de duración cada una y repítete esta idea: “Tengo derecho a ser feliz”. Cierra los ojos, respira hondo y recuerda que es un derecho que te pertenece.

Recuérdate también que la felicidad nunca se le quita a unos para dársela a otros. Simplemente reivindica tu derecho y así ayudas a que otras personas empiecen a plantearse su propia felicidad.

 

Feliz jueves

 

 

 

 

 

 

 

 

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