COMPARTO IDEAS, ¿TE UNES? - Adelaida Coaching
849
post-template-default,single,single-post,postid-849,single-format-standard,ajax_fade,page_not_loaded,,qode-theme-ver-9.1.3,wpb-js-composer js-comp-ver-4.11.2.1,vc_responsive

COMPARTO IDEAS, ¿TE UNES?

13 Nov COMPARTO IDEAS, ¿TE UNES?

Hace dos semanas me pasó algo muy curioso, podría decir que hasta incoherente con mis principios. Yo que les digo a todas/os mis clientas/es que lo importante para avanzar y solucionar los temas que se tratan en sesiones de coaching es tener humildad, admitir el error, el mal entendido y que no hay que darle tregua al ego y muchos etcéteras más… yo misma me di cuenta un buen día que: ¡Horror! No lo estaba cumpliendo.

Verás, últimamente estoy trabajando mucho más que antes en mi idea de negocio. Estoy muy ajetreada con proyectos de coaching de salud, estudiando, recibiendo a mis clientas/es, etc y todo esto con mucha ilusión porque tengo planes a corto plazo con mi idea de negocio que me hacen muy feliz. Probablemente te estarás preguntando, ¿dónde está el problema? Pues bien, en las palabras “mi idea de negocio”. Cuatro sencillas palabras y que están por todos los lados: en internet, en libros, en artículos… Pues bueno, en algún momento y de verdad te digo que no sé ni cuándo, ni cómo, ni dónde… he creído que las he inventado yo!! Sí, sí…he pensado que soy la única persona en este mundo mundial que tiene una idea de negocio y además que soy la única Coach!! Ja,ja,ja,ja!!

En estos últimos meses, en los que he dado algunos pasos hacia adelante en mi trabajo, han empezado a venir cosas maravillosas a mi vida. El tema está en que casi sin darme cuenta he empezado a engendrar un sentimiento de propiedad ante todo lo que hago y no me quedo ahí, ante toda idea que tengo también. Como si yo hubiera sido la inventora del coaching, del coaching de salud, de internet y de no sé cuantas cosas más.

Te sitúo en lo que me ha estado pasando…

La consecuencia natural cuando empiezas a crecer en tu negocio y también en tu vida personal es que la gente que ha estado a tu lado observándote, se acerque y te pregunte cómo lo has hecho y quiera, si te ve bien, seguir tus pasos. Después de todo, han estado a tu lado y te han apoyado en tus momentos malos. Ahora que lo has conseguido y le has dado al “on” y brillas con luz propia, resulta que tu luz es tan bonita y brillante que es lógico que se acerquen a verte de cerca y quieran oír tu historia. Esto es maravilloso y de agradecer. Pues bien, lo que puede pasar (y a mi me ha pasado) es que cuando se ha encendido la luz, mis ojos que todavía estaban en tinieblas, han confundido a las personas que se acercaban a mí con sombras gigantescas que tenían intención de atacarme, robarme y copiarme. En coaching a esto se le llama “subidón de ego”.

¿Te ha pasado alguna vez? Suele pasar, lo vemos a diario. Un ejemplo es cuando a alguien le sale bien un pastel, te lo da a probar y le dices: “Mmmm… ¡Qué bueno! ¡Dame la receta!”,y te dice: “¡Es secreto!”. Y piensas: “Menuda tontería… ¿No sabes que existe Internet y puedo encontrarla en un plis?!” Pero esa persona no quiere compartir su secreto, su manera especial de hacer el pastel porque ha descubierto los minutos exactos de horno, tiene un truco para la masa y una experiencia previa de muchos pasteles desastrosos. Así que quiere guardar el secreto, para montarse una pastelería.

Pues bien algo así me ha pasado a mí. Resulta que mi pastel ha empezado a gustar y tras dedicarle muchas horas de trabajo, he tenido un subidón de ego y no estaba dispuesta a compartir mi receta mágica del éxito con nadie.

El resultado de no querer compartir porque he creído que sólo yo sé hacer buenos pasteles, me ha causado muchos dolores de cabeza y que mis emociones fueran medio locas. Que si ahora tengo rabia porque veo competencia por todas partes, que si me doy cuenta y siento vergüenza, que si hago un comentario desafortunado, que si vuelvo a sentirme mal… ¡Un caos mental que ni te imaginas!

Así que después de ver muchas sombras en medio de esta nueva luz y de haber vivido momentos internos difíciles porque mis emociones salían todas juntas y en tropel… y después de no querer dar mi receta secreta por miedo a que me copiaran, he decidido sentarme y meditar sobre esta situación porque al final la que he salido perdiendo soy yo, porque yo misma me he estado hiriendo.

Como creo que ya te habrás dado cuenta, me he metido de cabeza en la mente del ego.

¡Vamos, que he ido cuesta abajo y sin frenos! Durante aproximadamente dos semanas, con sus quince días completos he olvidado que no tengo nada si no lo comparto todo. Porque si doy y comparto, estoy creando. Esta es sin duda, la base de la abundancia.

Es verdad que en el mundo material, si comparto una propiedad física estoy dividiendo su propiedad. Pero si comparto una idea ya sea de negocio, de mejora personal o una experiencia que me ha hecho descubrir algo importante y trascendental como persona… esta idea no la estoy debilitando. Está cogiendo más fuerza.

Este es un mundo de ideas y si yo comparto las mías y son aceptadas con agrado y otra persona la adopta en su vida, mi idea y mi experiencia se expande, creando así más ideas.

La mayoría de veces estamos tan atrapadas/os en el mundo del ego que creemos que si compartimos estamos perdiendo. Nos adueñamos muy pronto de ideas que realmente han sido generadas por otras personas y han llegado a nuestra mente creciendo y creando nuevas.

Quiero compartir contigo estas reflexiones, para ayudarte en momentos en los que hayas hecho un pastel muy bueno y te pidan la receta:

  • Una idea se expande cuando se comparte.
  • Cuantas más personas conozcan tu idea, más beneficio te generará.
  • Tu idea ha sido generada gracias a que otra persona que ha compartido la suya.
  • Vivimos en un mundo de ideas.

¿Por qué asociar compartir con perder?

¿Tienes una idea? Te invito a compartirla, vivirla y expandirla.
¡Que pases un jueves ideal!

 

 

 

Sin comentarios

Disculpa, los comentarios están cerrados.